1666 de Enrique Escalona: el viaje a los orígenesPor César Antonio Sotelo
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1666 de Enrique Escalona: el viaje a los orígenesPor César Antonio Sotelo



Por César Antonio Sotelo

La misión principal de la novela histórica es “ofrecer una visión verosímil de los ambientes, tipos y paisajes de una época histórica preferiblemente lejana, de forma que aparezca una cosmovisión realista e incluso costumbrista de su sistema de valores y creencias”[1]. Así, esta ficción utiliza hechos verídicos protagonizados por personajes reales o inventados, recrea el sentido histórico de una época, revitaliza el pasado en una proyección que pretende ser realista, refleja la realidad social de una época pretérita y conscientemente distorsiona la historia para llenar los huecos que ella deja.


Este subgénero narrativo es relativamente reciente. Nace como consecuencia del cambio que para la humanidad significó el triunfo de la Revolución Industrial y el surgimiento del Romanticismo. Ante la incertidumbre que generó una nueva forma de vida, la novela buscó reafirmar en el pasado la identidad del ser humano, para poder enfrentar los retos de la evolución social. Por eso la novela histórica florece en tiempos de crisis. Y es por eso que, en el siglo XXI, cuando el mundo de la modernidad ha colapsado, la novela histórica es una de las más importantes propuestas literarias, pues nace con la intención de buscar en el pasado el origen de la crisis presente, con el fin de encontrar soluciones al futuro.


En México, en los años convulsos que estamos viviendo, cuando la crisis de todas las estructuras genera una gran incertidumbre hacia el futuro del país, la novela histórica intenta busca cuestionar desde la ficción la historia nacional, en un intento por generar una visión objetiva de los sucesos que han formado a la nación. Los héroes de bronce intocables, las versiones oficiales de los movimientos sociales, las leyendas convertidas en hechos históricos, son analizados por los novelistas para que el público lector adquiera una conciencia crítica de su realidad, y descubra el origen de muchos de los males que aún padecemos.


Uno de los períodos de nuestra historia menos estudiado y por tanto menos comprendido es la Época Colonial, pese a que en esos trescientos años es cuando nace México y lo mexicano. El proceso de colonización, que permitió el mestizaje, el nacimiento de nuestra cultura y por tanto el establecimiento de nuestra identidad, aún es objeto de subjetivas discusiones y de manipulaciones políticas. Pocas son las novelas que en este siglo han intentado descifrar el misterio de un período de gran riqueza, que cimentó la esencia de lo que hoy somos.

Enrique Escalona lo hace en su novela 1666. Su texto se ha hecho acreedor al premio Ignacio Solares de Novela Histórica 2022 por sus notables aciertos al retratar una época poco conocida y sobre todo porque se aleja del entorno de la ciudad de México para enfocarse en una historia regional, presentando al lector el universo de dos pueblos originarios tradicionalmente retratados en nuestro imaginario cultural con sus rasgos más superficiales: los grupos llamados chichimecas y los wixaritari, más conocidos como el pueblo huichol.


Es esta una historia de aventuras, pues eso fue la colonización de la Nueva España. Dos son sus protagonistas, quienes a la vez son los narradores del texto: Nakawé, joven wixaritari y Mercurio Tunales un joven mestizo. Ambos, desde sus lugares de origen, emprenden el viaje que el destino les ha marcado para que logren encontrarse. Ella realiza una peregrinación sagrada hacia el Wirikuta, la montaña del origen del mundo, para “afianzar el universo con un hilo invisible”[2]. Él, como servidor de un rico aristócrata español, va en busca de la riqueza: su objetivo es encontrar tierras ricas en minerales para explotarlas. En su odisea, ambos conocerán a una serie de personajes y vivirán aventuras que retratarán la realidad de la sociedad en el Virreinato de la Nueva España. Las miserias, los prejuicios, la violencia y la crueldad de un mundo que se está formando no impide que los dos protagonistas sueñen con alcanzar una vida mejor, libres, en armonía con la naturaleza.


A través de una trama ágil, que se expresa en un lenguaje sencillo, lleno de colorido costumbrista, Escalona no sólo recrea la vida de la gente del pueblo en el siglo XVII, así como los peligros que implicaba desplazarse de un lugar a otro, sino que además les da voz a los numerosos pueblos que los españoles simplemente designaron con la palabra “chichimecas”. Su novela nos habla de un grupo de hombres y mujeres nómadas que defendieron sus tierras y su derecho a vivir como ellos querían. Al mismo tiempo, la protagonista Nakawé nos hace conocer la profunda relación entre los wixaritari y la naturaleza, como lo expresa la abuela:

…nosotros … tenemos una presencia modesta en este mundo, pero servimos para darle certeza. No queremos conquistar, ni destruir los lugares por donde andamos. Nosotros nomás admiramos los paisajes y los recorremos para asegurarnos de que ahí siguen. Eso es poco o mucho, según quien lo vea. (Escalona, 24)


Novela que al recrear un momento en la vida de la provincia en el siglo XVII nos muestra la complejidad de la sociedad de la Nueva España, mostrando ese choque entre dos concepciones de la vida que finalmente originaron a México a la vez que denuncia la crueldad de la esclavitud, de la rígida división en castas, de la violenta explotación del hombre por el hombre, el texto de Enrique Escalona es una reflexión sobre nuestra identidad como mexicanos, una invitación a conocer más sobre las distintas culturas que formaron la compleja esencia de lo mexicano. Y, sobre todo, es un viaje a los orígenes que confronta nuestra escala de valores para que podamos entender que, en este siglo XXI, la sociedad está cambiando y debemos privilegiar los valores esenciales para sobrevivir: el cuidado del medio ambiente, el respeto a la diversidad y la importancia de la mujer en todo momento de nuestra historia.

[1] Lukacz (1936) [2] Escalona, 24.

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